Dom. Jun 8th, 2025

Tres goles no bastan con la montaña rusa que es el Real Madrid

Güler brilló, Mbappé marcó, pero el Madrid fue de la calma al caos: mostró talento, pero también sus viejos fantasmas.

El Bernabéu fue testigo de otra victoria del Real Madrid, pero también de un nuevo aviso. El marcador decía tres goles a dos contra el Celta de Vigo, pero la sensación fue otra: la de un equipo que no termina de controlar, que deja crecer al rival y que sufre innecesariamente otra vez.

Esta no es la primera vez que vemos a un Real Madrid que se complica de más un partido que en el papel se antoja fácil, y es que esto solo es un reflejo de que la maquinaria funciona en lo individual, pero no marcha al mejor ritmo del conjunto, se sufre más de la cuenta.

El partido comenzó con luces. Arda Güler, ese talento que pide minutos a gritos, abrió el marcador con personalidad. Le siguió Mbappé con un tanto que parecía encaminar una noche tranquila para los blancos. Ya con el 3-0, resultado de un autogol provocado tras presión merengue, todo indicaba que el partido estaba cerrado. Pero el Madrid no sabe cerrar partidos, al menos no este Madrid.

El Celta, sin mucho que perder, se lanzó al frente, y con la entrada de Iago Aspas, se sintió un cambio en la energía del equipo. El de Galicia asistió, lideró y encendió las alarmas en la defensa blanca. En apenas un par de llegadas, el marcador pasó de cómodo a comprometido, de 3-1 a un 3-2. El Bernabéu, que minutos antes era fiesta, se transformó en un hervidero de nervios y esto también se debió sentir en el banquillo.

Courtois, una vez más, sostuvo al equipo en los últimos minutos. Porque si bien, el Madrid tiene pólvora arriba, atrás sigue teniendo grietas que aparecen justo cuando no deben. Y aunque el marcador no se movió más, lo cierto es que el equipo de la capital española estaba ansioso por que el árbitro pitara el final del partido. Y eso, con una plantilla de este calibre, duele.

Mbappé marcó, Güler brilló, pero las dudas siguen. El mediocampo se desordena con facilidad, la defensa baja la intensidad cuando menos debería. Ancelotti mira, hace gestos, da indicaciones, pero el problema parece repetirse jornada tras jornada. ¿Será que los de Ancelotti están escuchando realmente lo que su técnico les tiene que decir?

El Madrid ganó, sí. Pero como ha pasado tantas veces esta temporada, se fue con más preguntas que respuestas. Y la Liga, que todavía está en juego, no se va a regalar. Habrá que ver si este equipo logra aprender a tiempo, porque talento tiene en cada una de sus líneas, pero tiempo, no queda tanto.

Resumen del partido:

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