Anfield no solo le dejó una apabullante derrota al Madrid, sino que también podría dejarlo sin Camavinga.
El Real Madrid ha visitado en la quinta jornada de la UEFA Champions League al Liverpool quien lo venció con superioridad por 2-0 para mantenerse como líder de la competición. Los merengues se han complicado su clasificación a la siguiente ronda pues han perdido tres de sus cinco partidos disputados, se encuentran en la vigesimotercera posición y están a a punto de quedar eliminados. El equipo español tendrá que ganar los tres encuentros restantes para tener oportunidad de avanzar. La pérdida más dura podría ser la de Camavinga que se ha sumado a la lista de lesionados del equipo blanco, bajas que perjudican la estabilidad del equipo y su ataque.
La primera mitad del partido marcó la pauta de lo que veríamos en el partido; el ataque del Liverpool puso el plan defensivo del Real Madrid a prueba, y es que la presión no paraba; con ello generaron momentos en los que los aficionados del conjunto blanco tuvieron que contener la respiración para lo que parecían dos claros goles que se colarían en la red. El primero fue salvado por Asencio, el canterano, que en su debut en Anfield, pasó del drama a la gloria en unos segundos, y es que estuvo a punto de marcar un autogol, pero pronto se redimió al salvar el esférico que ya se encontraba sobre la línea; el segundo fue un paradón de Courtois bajo los palos. El duelo más fuerte lo tenían Darwin Núñez con el portero del conjunto español, pues el uruguayo no paraba de presionar.
En los minutos posteriores las embestidas de los ‘reds’ lograron romper la defensa del Madrid, los merengues sufrían y ya no solo faltaba el ataque, si no que defender su portería era la única prioridad. Ya cerca de los 45 minutos el Madrid se activó y se quitó un poco el agobio de encima, esto en gran medida gracias a Camavinga que tuvo una de sus mejores exhibiciones y se convirtió en uno de los mejores elementos del conjunto blanco en la primera mitad, demostrando así porqué es uno de los mejores mediocentros del mundo. Ambos equipos se fueron al descanso igualados a cero, pero la realidad es que el Liverpool pudo haberse ido con un par de goles en el bolsillo.

Cody Gakpo celebra el segundo gol del Liverpool en la victoria sobre el Real Madrid. Foto: Getty Images
Al minuto 52 llegaría el primer y muy merecido gol del equipo local, el Madrid seguía sin un plan de juego, y aunque este tanto se daba después de otra gran parada de Courtois, Mc Allister remató con la derecha, con Asencio encima, y el cancerbero belga ya no pudo detener esta acción.
El segundo tiempo despediría a dos de las grandes figuras del partido, del lado del Madrid, Ancelotti tendría que sacar a Camavinga quien se quedó tirado en el césped con la mano en la parte posterior del muslo, sin duda su mejor jugador de campo contra el Liverpool; y del lado de los ‘reds’, Slot le daría descanso a Darwin. Las dificultades seguirían para los merengues pues, con la presión de un Anfield atiborrado y los fanáticos hambrientos de gol, Mbappé tuvo la oportunidad de igualar el partido con un penal pero Kelleher le atajó el disparo. Salah también tendría la oportunidad minutos después pero tampoco consiguió el tanto para los de casa.
El momento más doloroso del segundo tiempo llegaría al minuto 76 cuando Cody Gakpo remató de cabeza para aumentar la ventaja del los locales y demostrar así porqué es que el Liverpool es uno de los equipos más duros para enfrentar en la competición europea.
El silbatazo final no solo confirmó la derrota, también dejó al descubierto a un equipo que parece haber perdido el rumbo en Europa. La imagen del Madrid, superado física y mentalmente, dista mucho de la de un candidato a pelear por la Champions. Entre lesiones, falta de claridad táctica y momentos desperdiciados, el conjunto blanco ha entrado en una fase crítica y la imagen de la temporada pasada pareciera distante ya.
Y si bien aún hay margen matemático, la sensación es que este equipo, ahora mismo, necesita más que puntos: necesita respuestas. Porque la camiseta del Madrid impone, pero no juega sola. Y en noches como ésta, Anfield lo recuerda sin piedad.